Proyecto “Educación emocional”. Ponemos nombre a nuestros sentimientos

Proyecto “Educación emocional”. Ponemos nombre a nuestros sentimientos

Educar emocionalmente significa dar validez a las emociones, ayudar a identificar y a nombrar lo que se está sintiendo, enseñar formas de expresión y de relación con los demás, quererse a uno mismo y respetar a los demás.

Cuando ponemos en práctica nociones de Educación Emocional no solo enriquecemos a los alumnos y a las alumnas, sino también a los docentes en cuanto que su crecimiento profesional y personal genera comunicación, empatía e ilusiones compartidas basadas en el diálogo y en el respeto.

Objetivos

  • Conocer las emociones básicas y cómo se expresan en las diversas situaciones.
  • Identificar la VERGÜENZA en expresiones concretas.
  • Identificar la ILUSIÓN en expresiones concretas.
  • Asimilar los símbolos que representan cada una de las emociones rabajadas.
  • Identificar cómo descubrimos las emociones en los compañeros, la profesora y las personas que nos rodean.
  • Descubrir la importancia de experimentar las emociones para vivir una vida más saludable.

La vergüenza ¡Estoy como un “tomate”!

La vergüenza es una emoción secundaria, que surge en la relación con los demás con un marcado carácter social y tiene en consideración ciertos aspectos de autovaloración personal. Este tipo de emociones se reconoce de una forma más patente a partir de los cinco o seis años, aunque desde los dos años, cuando los niños y las niñas empiezan a tomar conciencia de su propia identidad personal, ya pueden notar sentimientos de culpa cuando se les reprocha algo, o de cierta vergüenza en determinadas situaciones en las que no han podido demostrar habilidades o conocimientos que aseguraban tener a priori.

Así, la vergüenza se configura como una emoción en la que está muy presente la valoración de las normas que están socialmente aceptadas y surge cuando se infringe de algún modo alguna de ellas, especialmente cuando se refieren a aspectos morales de la sociedad a la que pertenece la persona. La vergüenza no debe asociarse en todas las ocasiones con aspectos negativos del comportamiento, sino que el hecho de sentir vergüenza puede ayudar a canalizar correctamente las relaciones sociales basadas en el respeto mutuo, y a la vez contribuye a identificar problemas que tienen lugar durante el proceso de adaptación.

Hacer frente a la vergüenza

La vergüenza es una emoción con un fuerte componente de proceso mental que se retroalimenta sucesivamente con diálogo interno, diálogo que es conveniente erradicar para llegar a superarla. Si no se establecen ciertos límites a esos pensamientos, se subestiman rápidamente otros recursos racionales que pueden ayudar a ver una situación desde otro punto de vista. La vergüenza también tiene un componente físico muy importante porque, al sentirla, se producen signos externos evidentes en algunas personas y mucho malestar interno que suele canalizarse a través de la evasión, esto es, de no querer pensar en aquello que produce el sentimiento de vergüenza. El niño o la niña que siente vergüenza suele tener pensamientos recurrentes que le llevan a descalificarse a sí mismo y a pensar que todo el mundo opina lo mismo sobre él o ella; por ejemplo, que es malo. Y en cierta manera espera ser ridiculizado por todo su entorno porque, desde su punto de vista, “se lo merece”, por lo que en numerosas ocasiones rechaza cualquier alabanza que recibe y piensa además que está siendo objetode burla por quienes le halagan. Para hacer frente a este malestar, es necesario darse cuenta de la situación y enseñar al niño o a la niña estrategias que le ayuden a no sentirse impotente ante las burlas, estrategias como las prácticas asertivas. También sería conveniente reconocer el conflicto con los adultos o niños y niñas que estén implicados, sin llegar a sentirse merecedor del ridículo que está sufriendo. 

¿Qué siente cuando tiene vergüenza?

SE SIENTE INCOMPETENTE.

SE SIENTE DÉBIL.

SE SIENTE MERECEDOR DE CRÍTICAS.

SIENTE QUE NO VALE NADA.

SIENTE QUE NADIE LE APRECIA.

SE SIENTE DIGNO DE LÁSTIMA.

SE SIENTE INÚTIL.

SIENTE HUMILLACIÓN.

¿Qué dice cuando tiene vergüenza?

¡YA ESTOY COMO “UN TOMATE”!

¡QUÉ POCO IMPORTANTE ME SIENTO!

ME ENCUENTRO PARALIZADO.

NO PUEDO ACTUAR.

ESTOY BLOQUEADO.

SIENTO PALPITACIONES.

ME SUDAN LAS MANOS.

TENGO GANAS DE LLORAR.

¿Cómo lo sabemos nosotros?

ESTÁ BLOQUEADO.

NO TIENE FUERZA PARA DEFENDERSE.

A VECES SE MUESTRA IRASCIBLE.

SE SIENTE PEQUEÑITO.

QUIERE ESCAPAR.

DESEA PASAR TIEMPO SOLO.

ES PERFECCIONISTA PARA QUE NADIE

DESCUBRA SU ERROR.

NO PUEDE MOVILIZAR SU ENERGÍA.

Actividades

  • Observa las imágenes, ¿puedes ver en ellas algo que te provoca vergüenza? 

(Lámina con viñetas que provoquen vergüenza como las siguientes: cantar una canción delante de toda la clase, actuar en el festival de fin de curso, pedir que nos dejen jugar a un juego…).

  • Identificamos situaciones que nos producen vergüenza.

(Lámina con situaciones: dar un beso, hablar delante de toda la clase, pedir algún producto en una tienda, que nos canten el día de nuestro cumpleaños…).

  • ¡Me estoy poniendo como un “tomate”!

Dibujamos una situación que nos produzca vergüenza y la expresamos.

  • “El juego de la vergüenza”: imagina que llega alguien a tu casa que no conoces, ¿cómo reaccionarías?

  • Crearemos un mural gigante con un rollo de papel que recorra todas las paredes del aula. Los alumnos y las alumnas tendrán posibilidades de expresar, mediante dibujos o alguna palabra, qué harían en una situación como esta.

 

La ilusión

Sabía que al final… ¡sería verdad!

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